No forzar

La idea de fluir, soltarnos, etc., no es un sueño bonito de autoayuda para consuelo de infelices, sino una obviedad (incluso una fatalidad): si quieres vivir, no tienes más remedio que aflojarte. No simules que eres distinto del agua, ni intentes "controlarla", ni nadar corriente arriba. Es mejor que te rindas. Cuanto antes lo comprendas, antes te salvarás.
El arte de fluir no es "pasividad", etc., sino espontaneidad. Al no oponer resistencia a lo que surge de nosotros, lo que llega a nosotros, lo que sucede en torno nuestro, etc., sino interactuar flexiblemente con todo ello, lo que realmente hacemos es participar integralmente en las cosas, fluir espontáneamente con ellas, dar y recibir en cada instante lo más genuino y natural de las personas. Esto parece mejor que esa filosofia del "control" permanente sobre nosotros mismos y los demás, esa obsesión por "chapotear" rígida y violentamente en el agua; o al revés, esa resignación de quienes se abandonan al río como leños muertos a la deriva... No. Fluir, no forzar, ser espontáneos, significa sencillamente nadar como peces libres en/con/contra la corriente.
Esto es también fundamental en psicoterapia. Si el terapeuta logra animar a su cliente a respetar sus procesos internos, es decir, no juzgarlos, no reprimirlos, no acelerarlos ni frenarlos, no intentar "cambiarlos", sino sólo observarlos y expresarlos, entonces los milagros llegarán por sí mismos mucho antes. Como la risa o el orgasmo.