El síntoma neurótico
El síntoma neurótico (ya sea, p. ej., depresivo, ansioso, fóbico, obsesivo, adictivo...) suele ser el resultado de un choque, un conflicto entre algo que sentimos (p. ej., dolor, deseo, ira) y ciertas presiones externas (deberes, amenazas, prohibiciones). Debido a ello relegamos lo sentido a nuestro inconsciente y el subproducto de esta guerra interior es el síntoma.

O
supongamos que nuestro coche se atasca en la arena. Cuanto más
luchamos contra ello apretando el acelerador, más nos hundimos. Digamos que las
leyes de la arena son totalmente ajenas a nuestro empeño. Finalmente
comprendemos que sólo aceptando esas leyes y obrando con más suavidad e
inteligencia (p.ej., poniendo maderos bajo las ruedas, etc.) lograremos salir
del socavón.
Igual de agotadora y estéril es nuestra lucha contra los síntomas neuróticos. En realidad, solemos perpetuarlos debido precisamente a que no los entendemos. Por eso, todo lo que se reprime, regresa. El único secreto para jugar en la piscina, para salir del atasco, para superar nuestros malestares neuróticos es explorar los factores involucrados en ellos. Y sin forzarlos demasiado y en la medida de lo posible, tomar las medidas adecuadas.